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Noticias El sábado 5 de noviembre de 2011 se celebra el 6º aniversario de la derrota del ALCA en Mar del Plata. Con la presenica de los cancilleres de la Unasur, Edgardo Depetri honra la memoria de quien fuera presidente de nuestro país en aquel 2005, Néstor Kirchner ------ La Corriente Nacional de la Militancia realizó un acto en la cancha de Huracán el viernes 11 de marzo y respaldó a la principal oradora, Cristina Fernández, para un nuevo mandato como presidenta de la nación. Edgardo Depetri afirmó ante casi 100 mil personas que la movilización "recuerda a Néstor Kirchner como un militante y un compañero que vino a transformar a la sociedad. Este acto no tiene nada de especulación electoral" -------- Asistieron al plenario de la Corriente Nacional de la Militancia el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, el intendente de Quilmes, Francisco "Barba" Gutiérrez, el ex canciller Jorge Taiana, el legislador Daniel Filmus y los diputados Agustín Rossi y Edgardo Depetri, entre otras figuras destacadas y compañeros. Se realizó el 26 de enero en Mar del Plata --------- Amado Boudou y el diputado nacional Edgardo Depetri cerraron el 17 de diciembre el plenario federal del Frente Transversal Nacional y Popular, pensando en la ciudad de Buenos Aires. ---------El 20 de noviembre finalizó el Encuentro Latinoamericano del Libro Social y Político del Bicentenario. En representación del Frente asistió Juan Pablo O’Dezaille, quien se refirió a una nueva etapa, donde la cultura no está al servicio de una elite, entre otros temas

2010-11-01

Cultura y poder: de la resistencia a la ofensiva

Por Juan Pablo O Dezaille

Entre el 17 y el 20 de noviembre se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional el Encuentro latinoamericano del libro social y político del Bicentenario. Participaron escritores, dirigentes sociales, políticos y académicos de distintos países. A continuación reproducimos alguna



Que estemos hoy en la Biblioteca Nacional compartiendo este encuentro con los distintos compañeros de diferentes organizaciones, es, sin duda, un signo de que vivimos un nuevo tiempo. Porque este Centro Cultural, una especie de templo del conocimiento, estuvo en muchas oportunidades al servicio de una elite. Una elite que tenía los mejores palacios, las mejores obras, las mejores expresiones artísticas y esta Biblioteca fue sin duda en algún momento de nuestra historia un símbolo fuerte de todo eso.
Hoy estamos en otro momento. Si bien hay una definición de cultura que dice que es “todo aquello que hacen los hombres y las mujeres” a mí me parece que esa es una definición un tanto amplia e imprecisa. Prefiero aquella de García Márquez que sostenía que cultura es: “la posibilidad de aprovechamiento social del conocimiento colectivo”. Si bien, doscientos años son muy pocos si los medimos en relación a la construcción de una Nación, en cuanto a esta pelea entre los dos modelos de país que mencionaron otros compañeros anteriormente, nos parece que en esa batalla hay momentos en que se producen hechos culturales asociados a políticas defensivas del campo popular y otros, donde los cultural está relacionado con acciones de ofensiva.
Así, como uno es partícipe de esa cadena de la construcción de lo nacional y popular, donde la historia no empieza cuando uno llega ni termina cuando uno se va, hoy lo que nos marca como eje central de la disputa por el poder es por un lado la lucha por la distribución de la riqueza pero por el otro, la pelea por el modelo cultural, por el sentido de ese proceso. La disputa por el relato como dice nuestra presidenta.
Pelearle a esas consignas del poder que venían de la larga noche de la dictadura, como esa que decía que “el silencio es salud”, fue una batalla muy importante entre otras que dio el campo popular por esa época. La vuelta de la democracia nos llevó a otro escenario muy diferente pero en el cual se plantearon diferencias de otro tipo con el alfonsinismo gobernante. Para el radicalismo su idea de lo cultural estaba asociada al espectáculo. Donde la cultura era algo hecho por pocos, pero que tenía cierta masividad en los receptores. Vistos en general como pasivos, frente a las representaciones artísticas. Donde la producción seguía estando en pocas manos. En aquellos que poseían una técnica y estaban legitimados para hacerlo.
Esta mirada restringida de lo cultural como productora de sentidos, dio paso a la mirada neoliberal, donde la concepción que primó fue que el poder lo discuten los poderosos, no puede haber proyectos colectivos. El individualismo, el no te metas, fueron configurando un escenario donde también se produjo una fuerte transformación de conceptos y de palabras en nuestro lenguaje cotidiano: en vez de pueblo, éramos opinión pública o gente, en vez de militantes, operadores políticos…
En esas políticas de resistencia que se empezaron a dar en esa época, que tomó formatos heterogéneos quizás debamos buscar los rastros de esta ofensiva no solo en lo económico-social sino también en lo cultural de hoy; donde tanto Néstor como Cristina constituyen símbolos fuertes de estas embestidas…
En esa época, la interpelación que se hacía desde el poder neoliberal a valores muy arraigados en nuestro pueblo como por ejemplo la cultura del trabajo, fue en muchos casos demoledora… Los compañeros se iban con un retiro voluntario, les iba mal a muchos de ellos en emprendimientos personales o familiares y la sensación que les quedaba era que ellos habían fracasado. No que había un sistema que los expulsaba y los marginaba del circuito productivo…
En ese sentido, los piquetes en la Matanza de la CTA, constituyen un punto muy importante de esa resistencia, porque no solo se daba desde una lógica asamblearia sino que planteaba que los desocupados no eran una suma de fracasos individuales sino que seguían siendo trabajadores y por lo tanto, había que seguir organizándolos…
Así llegamos al estallido del 2001, con esa consigna muy perniciosa y tramposa como era esa que decía: “que se vayan todos…” inclusive la otra que parecía más interesante: “piquetes y cacerolas, la lucha es una sola…” que duró hasta que se arregló el tema de los bancos y entonces se volvió a demonizar a los sectores populares… Este ejemplo es lo suficientemente claro que esta batalla por los dos modelos es también una batalla cultural que debemos dar permanentemente y sin concesiones…
¿Por qué decimos que detrás del que se vayan todos…había un discurso reaccionario? Porque lo que expresaba esa consigna era que la política era una mierda, no nos representa y entonces ¿quién nos va a gobernar? Cuando se pierde la centralidad de la política, los únicos que ganan son los poderosos…
Por eso en vez de confrontar proyectos políticos diferentes lo que prevalece es cuanto medía el riesgo país, los analistas planteando que tal vez era necesario que nos vengan a dirigir un comité de expertos, que quizás era mejor no tener moneda propia, que éramos todos un fracaso, que no servíamos para nada…
Pasábamos de ser los mejores del mundo, de la ficción del deme dos a ser incapaces de conducir nuestro propio destino…
La resistencia a esa mirada que se pretendía imponer de nosotros mismos desde el poder, es donde se va a posicionar el kirchnerismo para desmontar ese discurso planteándole a la sociedad en general y a los sectores populares en particular otros desafíos…
Hay dos cuestiones que sostuvo el kirchnerismo -más allá de múltiples acciones que llevo adelante en estos siete años- que le dieron legitimidad para diseñar otros horizontes: 1. Se terminó con las políticas sistemáticas de ajustes contra el pueblo argentino 2.- No hubo ningún acto más de represión estatal contra el campo popular. Y estos dos temas conforman definitivamente también un nuevo paradigma cultural.
La disputa por una cultura nacional y popular está abierta. La incorporación de sectores heterogéneos que se vieron reflejados en la multitudinaria asamblea popular en que se convirtió la Plaza de Mayo -con sus historias y sus fantasmas-, en el velorio de Néstor, así lo atestiguan. Estamos en un tiempo extraordinario con gobiernos progresistas en la mayoría de los países latinoamericanos. Cuando Kirchner llegó a la Rosada, dijo que no pensaba dejar las convicciones en la puerta. Sabemos que Cristina tampoco lo hará.
Esta también en nosotros redoblar la militancia para garantizar que este sueño popular alcance en el 2011, una nueva y necesaria victoria. Ese será seguramente nuestro mayor desafío pero también el más genuino de los homenajes, tanto a Néstor como aquellos que en estos doscientos años han venido batallando por la definitiva liberación de nuestra Patria…

Esa Plaza

Por Pablo Castillo

Los finales de los ochenta y principios de los noventa vinieron acompañados no solamente de una reconversión del Estado, los flujos financieros y las recetas del Fondo, sino que también asistimos a los efectos que la Revolución Científico-Técnica producía sobre las construcciones de identidades y territorios. Las modalidades en que se configuraban las prácticas sociales y culturales estaban atravesadas por los nuevos paradigmas comunicacionales. Los términos en que los saberes y las experiencias populares se expresaban y se legitimaban eran puestos en cuestión por los diferentes lineamientos que imponía el proceso globalizador.





Los grandes acontecimientos adquieren su punto de inflexión y naturalización a través de una suerte de combinación desigual y asimétrica entre imágenes individuales y colectivas. Las patas en la fuente de Juan Molina, en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, o el “Era el subsuelo de la Patria sublevada” en la definición de Scalabrini, funcionaban como registros articulados (el singular y el general) inscriptos en una misma coordenada. Después, la capacidad polisémica de gestos, actos, silencios, reinterpretaciones, terminarían configurando la escena y la proveerían de entidad y proyección histórica.

El imaginario del progreso y de la movilidad social ascendente, expresión simbólica fuerte del modelo nacional y popular, que había entrado en crisis principalmente a partir de los noventa pero que seguramente los orígenes de esa crisis deban ser rastreados en el Golpe Militar de 1976, empiezan a ser recuperados como un valor, pero también como una ilusión cada vez más determinante, por amplios sectores, en los últimos siete años.

El peronismo ya no tiene la capacidad para expresar (si alguna vez la tuvo) a la totalidad de lo popular, pero sí parece estar en condiciones de demostrar que en el proceso de implementación y gestión de políticas públicas se producen o se puede ayudar a producir una articulación -a veces imperceptible- entre nuevos y viejos actores sociales con diferentes despliegues de la subjetividad.
La Plaza que despidió a Néstor Kirchner no era la del 45. Tampoco la del 52 con Evita. Menos la de Perón en 1974. Porque, entre otras cosas, ni la Argentina ni nosotros somos los mismos. Igualmente, dar cuenta de esas diferencias supone un tratamiento desde otros lugares que trascienden a este texto.

En todo caso, hay dos preguntas que nos parece pertinente hacernos desde acá: en primer lugar, ¿por qué esa heterogeneidad social, de personas, grupos etarios, colectivos sociales, políticos, culturales, podían compartir solidariamente un mismo espacio público expresando su dolor, su tristeza infinita, pero también su esperanza? En segundo lugar, ¿por qué en la era de la información, de la noticia al instante, de la transparencia de los hechos, no se pudo conceptualizar que determinados colectivos –muchos de ellos minoritarios- habían encontrado eco a sus demandas, quizás impensadamente, en ciertas decisiones del Gobierno?

Estas preguntas no están planteadas desde la inocencia ni desde el desconocimiento del peso que tienen los multimedios corporativos para formatear los modos en que ordenan hegemónicamente las prioridades de los temas que eligen comunicar, pero la presencia espontánea de miles de jóvenes –muchos de ellos pertenecientes a la clase media urbana- debería llevarnos a reflexionar sobre lo que esa foto expresa en términos comunicacionales y culturales y que no estaba presente en toda su dimensión, en ninguna de las hojas de ruta previa, en propios y extraños.

La construcción de una nueva ciudadanía o ciudadanía ampliada especialmente en nuestros países periféricos, desiguales y latinoamericanos constituyen una serie de preocupaciones que viene desvelando, ya desde hace algunos años, a importantes teóricos del campo comunicacional y de otras disciplinas. Si hay alguna enseñanza que dejó la Plaza en estas Otras 48 horas, es que no hay posibilidad de hablar de ciudadanía -tensionando las connotaciones liberales que aún el término conlleva- sin hacer referencia a sujetos concretos que la encarnen ni colectivos reales que la expresen.

Fijando vértigos

Por Daniel Rosso.

Cristina Fernández es de esa misma estirpe. Por eso dice, de inmediato: “No vamos a cambiar justo ahora”. Justo ahora que el exceso, que la invención política, comenzó a agitar la energía joven de la nación que es como decir comienza a tomar velocidad el futuro.

Esa mujer. Ese hombre. Esa mujer bella y precisa en su silencio. Altiva en su movimiento breve. Arrojada a su definitiva mezcla de fortaleza y debilidad. Esa mujer de exquisita quietud y serenidad. Esa mujer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y ese hombre, Néstor Kirchner, en el plano detenido de la despedida final, integran, más que nunca, el grupo selecto para los que, al decir de Rimbaud, vivir es fijar vértigos.





Son los que desencadenan la potencia, la invención, el vértigo, y en simultáneo, lo van fijando, le van dando forma, dimensión posible. Son los que no acostumbran respetar el tiempo. Su ritmo. Su devenir monótono. Prefieren el exceso. No conocen el círculo: ese volver al mismo lugar por miedo a la pérdida. No toleran el retorno: eligen el despliegue incesante sobre una línea siempre ascendente en la que hay deriva, hay avance, hay retroceso, hay invención y hay cambio. Son, como decía Alain Badiou de Deleuze, los que se animan a vivir como inmortales. “Aquellos que exponen tanto como se puede al animal humano a lo que lo excede.” Eso es: exceso. Lo que en estos días se tradujo como correr los límites de lo posible. Inventar aquello que en el horizonte de una coyuntura se desecha por irrealizable. El exceso es la invención política. Eso que pone en tensión las administraciones, las rutinas seguras, la repetición cómoda de lo que garantiza el retorno circular a lo mismo. Y sus efectos no siempre tolerables: la famosa crispación, es decir, cierto zarandeo, cierta producción de intranquilidad, de incomodidad, el avance hacia nuevos lugares, los recorridos inesperados sobre los límites. Lo contrario de la política gerencial de los ’90: la que administraba lo existente en lugar de inventar lo que aún no existía. Aun cuando estas invenciones basculan en escenarios enrevesados de viejos aparatos, caudillos, militantes y dirigentes que preferirían la inmovilidad de lo que ya se venía repitiendo.

En el medio de esa mezcla abismal entre lo viejo y lo nuevo, ese hombre, Néstor Kirchner. El hábil malabarista capaz de producir novedad con parte de lo viejo. O forzar lo viejo para ponerlo al servicio del cambio. Lo sabemos: ese hombre vivió fijando vértigos. Desplegando las potencias y marcando sus límites. Vivió como inmortal. Puso su vida bajo el rigor del peligro y de la novedad. Y Cristina Fernández es, sin dudas, de esa misma estirpe. Por eso dice, de inmediato: “No vamos a cambiar justo ahora”. Justo ahora que el exceso, que la invención política, comenzó a agitar la energía joven de la nación que es como decir comienza a tomar velocidad el futuro. Porque esos miles de jóvenes desfilando de modo incesante frente a Néstor Kirchner, como acto militante, como acto expresivo, llevando sus palabras, sus discursos, nos hablaron del futuro, de la velocidad, del ritmo, de nuevos sentidos para ese futuro.

El velatorio de Néstor Kirchner fue ese tiempo misterioso donde coincidieron una partida y una llegada. Se fue Néstor. Llegaron miles de jóvenes. Estaban. Pero no los habíamos visto juntos. No todos sabíamos que eran tantos. Que eran tan osados, tan sensibles, tan admirables. No sabíamos que el vértigo y el exceso de la pareja gobernante se habían desplegado, entre miles de jóvenes, como la nueva razón en una sociedad siempre un poco loca en su inconsistente demanda de beneficios y descompromiso. Ahora se hicieron visibles y ahora ya son objeto de captura de los grandes medios. Ya comenzaron a preguntarse sobre su lugar. Y a intranquilizarse: ¿y si los jóvenes son el sujeto donde Cristina Kirchner decide sostener la radicalización de su gobierno? Cunde el pánico.

“En cuanto al rol de los jóvenes kirchneristas... viene asomando una sospecha, que agita las aguas ya suficientemente encrespadas de la política argentina: la de un ‘kirchnerismo recargado’, que tome mayor distancia del peronismo tradicional, refuerce lazos con los movimientos sociales y ‘gire a la izquierda’”, –sintetiza en Clarín Marcos Novaro, uno de los intelectuales de la Alianza en los comienzos de esta década. Para colmo, jóvenes con vocación de inmortales, no responden a rígidas fronteras partidarias. Aplaudieron durante dos cuadras en Plaza de Mayo a Martín Sabbatella, relata otro medio preocupado por esta proliferación inesperada de nestorcitos y cristinitas adeptos al fluir del exceso y la novedad.

Lo dijimos: Néstor y Cristina han producido cambios con parte de lo viejo. Pero el producto social de esos cambios –estos jóvenes con vocación por el vértigo– no se alinea ni se motiva ni se inspira con lo viejo. Los mueve el gusto por la novedad, la ruptura y la invención política. Y sus resultados, materiales y simbólicos. Dignidad, casas donde vivir, jubilaciones, orgullo, nuevas escuelas, autoestima, trabajo, agua potable, etc., etc. La corriente continua que conecte esta sensibilidad joven con las rutinas del Gobierno y del Estado deberá estar alimentada por una agenda de ruptura, de cambio y de invención. Si lo viejo acompañó el cambio, a veces a los empujones, lo nuevo, estos jóvenes, han sido producidos por ese cambio. Lo demandan, lo promueven y lo respiran.

Frente a ellos, ya agazapados, los grandes medios como maquinarias de captura. Siempre preparados para utilizar su potente artillería simbólica en la captura de nuevos fenómenos y construirles una identidad. Mientras más cerca esté un nuevo actor de expresar intereses populares más negativa será esa construcción. Mientras más comprometido esté con el proceso de redistribución de la renta más amenazada de captura estará su identidad. Así, representantes sindicales, piqueteros y dirigentes políticos populares o son invisibilizados o son construidos con identidades negativas. Por supuesto, hay dirigentes que se merecen esa construcción. Pero los aparatos de captura lo hacen en general: su objetivo es ilegitimar el lazo representativo. Intentan barrer con toda representación social legitimada.

En su libro Fin de Ciklo, Rosendo Fraga afirma que el movimiento piquetero “está encabezado por lideres que cuentan con apenas el 1 por ciento de imagen positiva y sus protestas la apoyan sólo el 2 por ciento de la opinión pública”. Los medios concentrados intervienen gestionando la distribución de la legitimidad. Hubo cortes de rutas y de calles por actores que pugnaban por concentrar la renta –la cadena agroindustrial– y por actores que buscaban distribuirla –dirigentes sindicales y sociales–. Los primeros acopiaron imagen positiva y lograron protagonismo electoral. Los segundos acumularon imagen negativa y, la mayoría, inviabilidad electoral. Lideres agrarios legitimados. Líderes sociales estigmatizados. En el medio, los grandes medios: aparatos de captura de las identidades emergentes.

Al fin algo les falló: en simultáneo a sus operaciones, una épica silenciosa se fue desplegando entre jóvenes –pero no sólo entre jóvenes– para irrumpir ante el féretro del líder como una fuerza instituyente tan secreta como desbordante. El exceso no había sido capturado. No del todo. Por lo menos no en estos jóvenes y no jóvenes. Pero los aparatos de captura son implacables. Irán por ellos. Intentarán construirles identidades oscuras. La historia también es la puja entre los aparatos de captura simbólica y el exceso, el vértigo, lo que se les escapa, lo que se instituye en su diferencia. Y como motor y como fuerza de ese exceso están los inmortales. Ese hombre, esa mujer y los miles de jóvenes y no jóvenes que, hoy más que nunca, eligen el rigor del vértigo y la novedad.

Veinte de noviembre: día de la soberanía nacional

Para 1842, Inglaterra y Francia analizaban una nueva posibilidad de intervención en nuestros territorios, esta vez combinando las fuerzas militares de ambas naciones.




Desde sus lógicas, no era admisible que los pequeños países surgidos de la herencia española obraran como si fueran Estados en uso pleno de su soberanía y se negaran a recibir los beneficios de la “libertad de comercio, tutelaje internacional, libertad de sus ríos navegables” que le ofrecían las "naciones comerciales". Había que hacer, en primer lugar, de la ciudad de Montevideo una factoría comercial, de propiedad común anglo francesa, desde donde dominar la cuenca del Plata. Después, establecer la ley de los mares “es decir, su libre navegación” a los ríos interiores argentinos, y finalmente dividir en mayores fragmentos esa Confederación Argentina que Juan Manuel de Rosas se había empeñado en mantener incólume del naufragio del antiguo y extenso virreinato del Plata.

Hay una nota conjunta que le dirigen a Rosas los ministros de Inglaterra y Francia en Buenos Aires (Mandeville y De Purde) apenas producida la batalla de Arroyo Grande. (Diciembre de 1842) donde decían textualmente: “Prohibíase ayudar a Oribe a recuperar su gobierno oriental” y se amenazaba con tomar las medidas consiguientes si los soldados argentinos atravesaban el Uruguay en unión con los orientales para expulsar las legiones extranjeras que mantenían a Montevideo. Pero Rosas quedó sordo a las amenazas: contestó poco más o menos que en las cosas argentinas y orientales mandaban solamente los argentinos y los orientales. Consecuente con su respuesta el ejército aliado de Oribe, atravesó el Uruguay, y en febrero de 1843 empezó el sitio de Montevideo, defendida por las legiones extranjeras y por el almirante inglés Purvis.

En febrero de 1843 esperábase por momentos la intervención conjunta amenazada por la nota de Mandeville y De Lurde que Rosas había osado desafiar. Pero no llegaba. Es que ese año no había sido propicio para la relación entre esos dos países europeos amenazada de quebrarse por la cuestión del matrimonio de la joven reina de España. Sin embargo, en 1844 las cosas mejoraron y la relación cordial entre Inglaterra y Francia pudo reanudarse.

Obligado (20 de noviembre)

El 30 de agosto la escuadra aliada íntima rendición a Colonia, que al no ser acatada es desmoronada a cañonazos. Al día siguiente. Garibaldi, con los barcos argentinos, de los que ahora es dueño, participa en este acto y se destaca en el asalto que siguió. El 5 de septiembre los almirantes se apoderan de Martín García: Garibaldi, con sus propias manos -que más tarde serían esculpidas en bronce en una plaza de Buenos Aires-, arrió la bandera argentina. De allí la escuadra se divide. Los anglofranceses remontan el Paraná, mientras Garibaldi toma por el Uruguay y sus afluentes: el corsario se apodera y saquea Gualeguaychú, Salto, Concordia y otros puntos indefensos, regresando a Montevideo con un enorme botín de guerra. Mientras tanto Hontham y Trehouart navegan el Paraná en demostración de soberanía, y para abrir comunicaciones con su ejército "auxiliar" que, al mando del general Paz, obraba en Corrientes. Pero el 20 de noviembre, al doblar el recodo de Obligado, encuentran una gruesa cadena sostenida por pontones que cerraban el río, al mismo tiempo que baterías de tierra iniciaban el fuego.

Es el General Mansilla, que por órdenes de Rosas ha fortificado la Vuelta de Obligado y hará pagar caro su cruce a los interventores. Al divisar los buques extranjeros ha hecho cantar el Himno Nacional a sus tropas y ha abierto el fuego con sus baterías costeras. Hontham y Trehouart contestan y llueven sobre la escasa guarnición argentina los proyectiles de los grandes cañones de marina europeos. Como señala el historiador José María Rosa “Siete horas duró el combate, el más heroico de nuestra historia (de las 10 de la mañana a las 5 de la tarde). No se venció, no se podía vencer. Simplemente, quiso darse a los interventores una serena lección de coraje criollo. Se resistió mientras hubo vidas y municiones, pero la enorme superioridad enemiga alcanzó a cortar la cadena y poner fuera de combate las baterías”.

Bizarro hecho de armas, lo califica Inglefield en su parte, desgraciadamente acompañado por mucha pérdida de vidas de nuestros marinos y desperfectos irreparables en los navíos. Tantas pérdidas han sido debidas "a la obstinación del enemigo", dice el bravo almirante. ¿Se ha triunfado? La escuadra, diezmada y en malas condiciones, llega a Corrientes, y de allí intenta el regreso. En el Quebracho, cerca de San Lorenzo, vuelve a esperarla Mansilla con nuevas baterías aportadas por Rosas. Otra vez un combate, otra vez "una victoria" -el paso fue forzado- con ingentes pérdidas. Desde allí los almirantes resuelven encerrarse en Montevideo; transitar el Paraná es muy peligroso y muy costoso. Se deshace el proyecto de independizar la Mesopotamia gestionado por los interventores en el tratado de Alcarás porque Urquiza ya no se sintió seguro. Se deshace la intervención. Poco después -13 de julio de 1846- Samuel Tomás Hood, con plenos poderes de Inglaterra y Francia, presenta humildemente ante Rosas el "más honorable retiro posible de la intervención conjunta". Que Rosas lo haría pagar en jugoso precio de laureles. Por eso, el 20 de noviembre, aniversario del combate de Obligado, es para los argentinos el Día de la Soberanía.
José de San Martín desde el exilio comprendió como pocos la importancia estratégica de este acontecimiento legando a Rosas -por disposición testamentaria- el sable con el que luchó por la independencia. Francisco José Pestanhaa sostiene que “la autoafirmación es un mecanismo psicológico mediante el cual reforzamos las propias ideas, poderes, fortalezas y habilidades. En su faz colectiva, constituye un dispositivo de cohesión social mediante el cual nos reconocemos positivamente como parte de un todo entrelazado por la solidaridad”. Obligado en particular pero en especial el rechazo a un bloqueo impuesto por dos potencias coloniales, constituye un evento que habla nítidamente como pueblo de nuestra capacidad colectiva subyacente o como también señala Pacho O'Donnell refiriéndose al 20 de noviembre “Fue una metáfora a cañonazos de la alianza entre sectores de la dirigencia local y los intereses de poderes internacionales en contra de la Patria y de las grandes mayorías, algo que lamentablemente recorre toda la historia de nuestro país. Es, en ese sentido en que el Poder Ejecutivo Nacional comprendiendo su magnitud, acaba de decretar felizmente ese día, como feriado nacional.

A un mes del asesinato de Mariano Ferreyra

Por Norberto Galasso

Como sostuvo Juan Pablo O Dezaille en el plenario de agrupaciones sociales en el Bauen, el Frente Transversal se solidariza con los compañeros del Partido Obrero y sostiene que el asesinato de Mariano es un ataque a toda la clase trabajadora y al pueblo argentino en su conjunto. Por lo tanto, exigimos que la Justicia llegue a determinar no solo quienes fueron los autores materiales sino los intelectuales de este crimen. A continuación reproducimos una nota del compañero Norberto Galasso haciendo un análisis político de este acontecimiento:







Un joven militante ha sido asesinado y una enorme congoja ha
conmovido al pueblo argentino, más allá de disidencias ideológicas que
puedan existir con el partido al cual pertenecía. La víctima fue Mariano Ferreyra y el respeto y el dolor van más allá de la polémica de ideas. Pero la Historia enseña que generalmente, en escenarios de dura pugna política, no existen balas perdidas", ni hechos fortuitos, ni casualidades.

El balazo que puso fin a la vida de este muchacho que, equivocado " o no, ansiaba un mundo mejor, fue dirigido al creciente protagonismo de los trabajadores y a un gobierno que, con toda razón, se precia de no reprimir. Un periodista conocido había anticipado que "podía haber u muerto", es decir, la reacción necesitaba un muerto para descalificar los avances de la C.G.T. y del gobierno de Cristina y así demostrarle a los sectores medios que "sindicalismo" equivale a "patota" y "Kirchnerismo"
equivale a "autoritarismo", para que se convenzan, según otros personajes,
que "el gobierno es de derecha" y "continuación del menemismo".

Si bien carecemos de la total información, cabe reflexionar acerca de quiénes se han valido los sectores oligárquicos para este trágico operativo político. Cuando un movimiento nacional y popular, como el peronismo, se desbarranca por un tiempo en la degradación -como ocurrió durante el menemismo- por importante que sea la recuperación, quedan siempre elementos residuales en el sindicalismo -hoy minoritarios- en los que continúan los vicios de burocratización, corrupción y patoterismo, así como rebrotan de su
dirigencia política algunos traidores que pretendiendo hipócritamente recoger las viejas banderas, aparecen como "disidentes"... Y lo son, con el progreso social y complaciente con los poderosos.

Los datos que se poseen permiten suponer que desde allí provino el ataque. El momento en que se produjeron los hechos tiende a confirmar la hipótesis: consolidación de los sectores más avanzados en la C.G.T., crecimiento de los Kirchner en las encuestas, proyecto de distribución de utilidades de las empresas a los trabajadores, avances en la lucha contra el monopolio mediático, consolidación del UNASUR, acto en River, y a su vez, impotencia e ineptitud en la dirigencia política
opositora, en sus diversas expresiones.

En este cuadro, los sectores reaccionarios, de adentro y de afuera, clamaban por un muerto para endosarle la responsabilidad a la C.G.T. y al Gobierno. En el mejor momento, jugó lo peor que provenía de aquella degradación. Para quebrar el intento es preciso, con urgencia, sancionar duramente a los responsables, sin concesión alguna, no solo en nombre de los derechos humanos, sino en defensa del progreso social, económico y político que venimos logrando, al cual no podrán interrumpir ni con urnas, ni a balazos, si ratificamos el rumbo y convertimos a la movilización popular en garantía de su avance y profundización.

Hospital de Lugano otra promesa de campaña no cumplida por Macri

La Justicia porteña les impuso al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y a su ministro de Salud, Jorge Lemus, una multa de 100 pesos diarios y un embargo de 3200 pesos sobre sus haberes por el presunto “incumplimiento” de la construcción de un hospital público en el barrio de Villa Lugano. Allí, hace poco más de un año, fue inaugurado un edificio donde funcionan 37 consultorios, pero nunca se inició la segunda etapa, que incluiría la guardia, quirófanos y salas de internación.





La medida judicial fue adoptada por la jueza en lo contencioso administrativo Elena Liberatori, en un recurso de amparo iniciado por la Comisión de Vecinos Lugano en Marcha, ante las demoras en la conclusión de la obra. La jueza libró un oficio a la Dirección de Recursos Humanos del gobierno porteño, que debería recaudar el dinero de los sueldos de Macri y Lemus para, luego, depositarlo “en una cuenta que deberá abrirse a tal efecto en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, sucursal Tribunales”.
La construcción de un hospital que atienda a la población de Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo es un viejo reclamo de los habitantes de esa zona, que quedó plasmado en una ordenanza sancionada en 1986 y en una ley votada por la Legislatura en 2005. La gestión de (Jorge) Telerman planteó la construcción en tres etapas y lanzó la licitación de la primera, que consistía en la construcción de los consultorios. La edificación se inició avanzada la gestión de Macri y la inauguración de la primera etapa fue el 10 de junio del año pasado.
“Hace un año debió haber comenzado la segunda etapa”, le dijo a Página/12 Gustavo Moreno, quien hasta hace unos días era asesor tutelar de menores de primera instancia y ahora cumple la misma función ante la Cámara de Apelaciones porteña. “La jueza le dio un año de plazo al gobierno para que inicie la obra, bajo apercibimiento de multa y, una vez vencido, solicité que se haga efectiva la sanción”, agregó el funcionario judicial.
“Para ellos, el hospital está terminado”, dijo Moreno, en referencia a las respuestas que dio el Gobierno de la Ciudad. Lo que hoy funciona como hospital, en la avenida Fernández de la Cruz y Escalada, son 37 consultorios de odontología, pediatría, clínica médica y ginecología, donde, según la información oficial, “en lo que va del año se atendieron a 10 mil chicos y sólo en septiembre se hicieron 7 mil consultas médicas”.
Para el asesor tutelar, “más que un hospital, es un centro de salud integral que, por ejemplo, no tiene guardia”. Según las fuentes judiciales, la multa y el embargo estarán vigentes hasta tanto el gobierno “demuestre con el sustento documental pertinente haber tomado las decisiones respectivas para la construcción de las obras correspondientes a la segunda etapa del denominado Hospital Lugano”. Los embargos se justifican en que las multas son retroactivas e involucran a los 32 días anteriores a la decisión judicial, lo que da un total de 3200 pesos. Es necesario que desde las agrupaciones políticas y sociales de la Comuna 8 conformemos un ámbito que nos permita debatir y profundizar esta lucha por el Hospital de Lugano ya que las posibilidades de atención en el segundo nivel para estas comunidades –los hospitales Piñero, Santojanni o Penna- no solo se encuentran desbordados sino que suponen en muchos casos la toma de al menos dos colectivos para poder acceder a ellos.

Si Nike es la cultura, Nike es tu cultura

Por Marcelo Clingo


Este verso de un tema de Los Redondos, puede ser leído en clave gramsciana. ¿Qué es lo que está en juego en el consumo de las Nike? ¿Por qué las Nike son un emblema para miles de jóvenes en la sociedad que nos toca? ¿Se puede hablar de hegemonía? ¿Por qué? ¿Es posible ubicar al Indio Solari, en el lugar de un cuestionador de la cultura instituida del sentido común?






Las letras del Indio, lejos de ser transparentes y sencillas, gozan de una poética abigarrada y compleja. Plagada de metáforas, y alusiones literarias.
Sin embargo, y a contrapelo de algunas observaciones vanguardistas, calan muy profundo en varias generaciones, en adolescentes y jóvenes.
Probablemente su conducta, su posición ética intransigente, y la lógica de la difusión de “Los Redondos”, hayan generado un fenómeno cultural decididamente contra hegemónico.

Es en el ámbito de los más pobres donde verdaderamente ha despertado pasiones, seguramente haciendo sentido en la vastísima tradición rockera muy afincada, que trasciende varias generaciones.
No es inocente que el Indio mencione a Nike, como ícono de la cultura consumista.

Se ha consolidado en esta última década un fenómeno cultural en los jóvenes de los sectores populares, consistente en la hiprervaloración de las zapatillas. Una suerte de fetichización, que establece un lugar de privilegio al artículo.
De qué marcas son la “llantas”, asigna status, cristaliza jerarquías.
Miles de peleas se presentan bajo la forma del arrebato o la defensa de las zapatillas.

Quién es más capo, quién tiene más aguante, encuentra referencias determinantes, en el tipo y la marca del calzado que lleva.
Es a este sentido común, cristalizado e irreflexivo, que el Indio viene a cuestionar. Desenmascara, con una frase directa, contundente, apasionada, lo falso de aquella disputa. Interpela al fanático, al ricotero, que hace lugar a la palabra del Indio, acerca de su relación con el consumo, el modo en que establece sus valores.

No se sitúa a la vanguardia, no baja línea, no desestima su saber, ni sus pasiones, los interpela. Nada más parecido a lo que señala Gramsci en la siguiente frase: “No debe tener la “soberbia” ni científica, ni moralizante, no deben ser filisteas y académicas, ni aparecer fanáticas o exageradamente partidarias: deben ponerse en el campo mismo del sentido común, tomando la distancia necesaria que permite la sonrisa burlona pero no despreciativa o de altanera superioridad”.
Esa celebración multitudinaria, que supone cada recital del Indio, esa movilización reinvidicativa, esa afirmación de la identidad, contiene “núcleos de buen sentido”, y es a esos núcleos donde se dirige la palabra del Indio.
Qué es sino, cuando los medios hegemónicos, y el sentido común, los estigmatizan como violentos, develar que “violencia es mentir”.

Ahora bien no es el Indio Solari, parte de una estrategia integral, diseñada y centralizada, de ascenso de los sectores subalternos. No es expresión, de una rama cultural de un frente, o movimiento que tiene por finalidad provocar una crisis orgánica en el bloque histórico, o propiciar la difusión de una línea ideológica transformadora.

En mi opinión, la revolución activa a la que refiere Gramsci, se compone de infinitos actos, requiere de una multitud de reflexiones y movimientos inarticulados, sin centralidad, que condicionan la superestructura, que mellan su legitimidad, que socavan su consenso. La crisis orgánica del bloque histórico, deviene de las limitaciones de reproducción de este bloque, pero se encuentra determinada dialécticamente por la capacidad de los sectores subalternos de empujarla.

El modo en que se popularizó, y alguna manera se construyó un mito urbano, en torno a la muerte de Walter Bulacio, da cuenta de una construcción cultural, que cuestiona el gatillo fácil, y sitúa la represión policial, como herramienta de dominación y sometimiento hacia los más pobres. Lejos de pretender ser una conclusión definitiva los hechos del 19 y 20 de diciembre del 2001, supusieron un catalizador de parte de estas construcciones de identidad popular, que encontraron un canal de legitimación, frente a la invisibilidad de la que gozaban hasta entonces.

Si se trata de voluntarizar, unificar y organizar, podríamos decir que el aporte del Indio se sitúa en la primera de estas tareas. Quedará para el príncipe Moderno, las otras dos, asumiendo el formato que le depare este tiempo histórico. Para muchos ese proceso ya comenzó para otros todavía está por constituirse.

Papel, prensa y participación

Convocados por el Ministerio de Economía y Presidencia de la Nación se realizaron en la Biblioteca Nacional un Foro de análisis sobre la fabricación, distribución y comercialización del papel para Diarios. A continuación publicamos el informe presentado por los compañeros Juan Pedro Gallardo, Emiliano Delio y Pablo Castillo por el Frente Transversal Nacional y Popular sobre este tema:





La libertad de publicar las ideas por la prensa sin censura previa está resguardada por el artículo 14 de la Constitución Nacional y es uno de los pilares en los cuales se basa el sistema representativo democrático.
Pero para publicar, además de las ideas, se necesitan ciertas herramientas, como la imprenta y el papel. La libertad de imprenta está garantizada por el artículo 32 de la Constitución Nacional, porque protege a este método industrial de reproducción de textos (el único cuando se redactó la primera Carta Magna en el siglo XIX) de las posibles restricciones del Congreso o del Poder Judicial de la Federación.

Este es uno de los puntos por los cuales las coronas con sus estados absolutistas monárquicos eran cuestionados. De hecho, en la Francia del siglo XVII, cuando apareció el primer periódico,
La Gazette, su titular tenía una imprenta con una Licencia Real. La autorización del rey permitía difundir solo ciertos pensamientos.
Con las revoluciones liberales en Europa y la independencia de América Latina, florecieron en los países cientos de periódicos con distintas formas de ver la realidad e interpretar los hechos.

En la Argentina, con niveles de alfabetismo alto para 1913, se vendía el diario de mayor tirada en español: Crítica con más de 350 mil ejemplares.
Sin embargo el país no contó muchas veces, a largo de la historia, con el insumo básico para imprimir como el papel. En la Argentina de 1968, el Estado buscaba crear una empresa que produjera este elemento y garantizara la autarquía. Una mayor producción significaría no depender del mercado externo y las importaciones. De esta manera las grandes imprentas de los diarios tendrían acceso sin privaciones al bien básico. El problema principal, fue que no se planteó claramente cuál sería el rol de Estado, que terminó siendo socio de algunos privados.

La materialización del proyecto se produjo durante la última dictadura militar, cuando en 1978 empezó a funcionar Papel Prensa S.A. Esta empresa se conformó a través de una operación comercial signada por delitos de lesa humanidad contra sus anteriores propietarios que al día de hoy continúa siendo investigada por el Poder Judicial, e incluyó la participación de los 3 diarios de la ciudad de Buenos Aires, que difundían posiciones favorables a los jerarcas autoritarios y a su gobierno de facto.

Aunque se logró que no se dependiera tanto de las importaciones de papel, el Estado se asoció con ciertos actores privados, favoreciéndolos. La situación, con algunos cambios, prosigue hasta nuestros días, con el Grupo Clarín dueño de un 49% del paquete accionario, La Nación con el 22,50% y el Estado con 27,50% (un 1% restante está en manos de terceros como TELAM).
Esto está en contradicción con el Pacto de San José de Costa Rica (PSJCR), que tiene rango superior a las leyes y está incorporado a la Constitución en el artículo 75 inciso 22. De este tratado internacional se infiere que el Estado no puede favorecer a determinadas voces, asociándose a una empresa que tiene una posición dominante en el mercado, dejando al resto de los diarios desprotegidos por que no poseen ninguna acción de dicha empresa. Hoy el Estado Nacional sigue junto a Clarín y La Nación, ambos de la ciudad de Buenos Aires, controlando, a través de su empresa Papel Prensa S.A., la producción anual de más de 160 mil toneladas de papel periódico (el 75% de lo consumido en el país).

De acuerdo a la Convención Americana de Derechos Humanos o PSJCR, la libertad de pensamiento o expresión descripta en su artículo 13, también incluye las herramientas utilizadas para lograr tal derecho. En su inciso 3 se establece: “No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.”

Los perjuicios de Papel Prensa S.A., una empresa que ocupa una posición dominante en el mercado del papel para periódicos, es que los restantes casi 200 diarios dependen de ella para poder salir a la calle. Y se puede pensar que existe una competencia desleal, ya que el precio que pagan, no siempre es el mismo para sus dueños, Clarín y La Nación.
Los diarios que no pueden o no le compran a Papel Prensa S.A., deben recurrir a la importación, con precios que llegan hasta el 50% más caro. De hecho el 25% del papel consumido en Argentina para periódicos, proviene del exterior, calculado en más de 75.000 toneladas.

Al declararse la producción de papel como de interés público, se busca aumentar las inversiones para poder abastecer al mercado interno en su totalidad y garantizar un tratamiento justo e igual en precio, contratos y volúmenes de papel para todos los diarios del país.
Mayor pluralidad y cantidad de diarios significa fortalecer el Federalismo, dar cuenta de la polifonía existente e incrementar las posibilidades de acceso a la información y a los actos de gobierno. A su vez, estimula la participación y enriquece a la sociedad civil en el debate sobre las cuestiones que hacen a la vida en comunidad.

El ejercicio pleno de la ciudadanía no sólo tiene que ver con el goce de derechos sino también con el respeto a la diversidad cultural y el reconocimiento de las diferencias. Está bien que tales consideraciones sean tenidas en cuenta, hoy mucho más que antes, en el plano discursivo, pero resulta imperioso recrear soportes y estructuras materiales que den cuenta de esas necesidades.
El Estado, de acuerdo con su obligación, dio un gran paso cuando por intermedio de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, dictó una nueva regulación para la utilización del espectro radioeléctrico. No obstante, en lo que refiere a la palabra impresa aún reina el vacío.
Las exigencias del caso, como bien se manifestó anteriormente, buscan que todos los argentinos sin importar en que rincón del país vivan, puedan encontrar herramientas comunicacionales que den cuenta de los acontecimientos que los rodean y de sus intereses, en equitativa proporción con lo que sucede en otra parte.

Al mismo tiempo se intenta favorecer a producciones periodísticas locales o regionales, sin que dependan, como en la actualidad, de las directrices vertidas desde el Área Metropolitana de
Buenos Aires (AMBA). El Federalismo o las autonomías provinciales, consignas tan proclamadas por muchos, se defienden con la garantía de que las voces autóctonas tengan los canales que las amplifiquen y les den fuerza.
El bien común se construye en la esfera pública a través del debate público, entre actores con distintos intereses y porciones de poder. La inequitativa distribución de la riqueza y de los bienes simbólicos recaen sobre los más débiles y robustecen las adquisiciones de los más fuertes.

Por estos días estamos asistiendo a la convergencia en un solo bloque de poder, de las corporaciones mediáticas y de otros rubros. Con la idea de presionar para seguir manteniendo sus privilegios, descartan el uso de la libertad de expresión y del debate deliberativo en la esfera pública.
El pasado 24 de agosto el diario Clarín manifestaba con acierto en su editorial que “controlar el papel es controlar la información”. Dicha frase podría quedar como una aseveración verdadera sino fuera que quien la pronuncia detenta, prácticamente, el monopolio de la producción de papel para diarios, con sus consecuentes beneficios, hasta el punto de imponerse por encima de las demás publicaciones, para establecer la agenda pública de discusión que lleva a cabo el conjunto de la sociedad.

Desde su única perspectiva e interés se elabora, casi en su totalidad, el decálogo de temas que debe discutir la ciudadanía. Técnicamente, a este proceder se lo denomina agenda-setting, que es cuando los medios o algunos de ellos en particular influencian sobre la opinión pública y en soportes informativos, que operan con estos en red, por debilidad en su arquitectura económica o por subordinación ideológica. En este contexto, configurar lo público implica una tarea extremadamente difícil si no se produce una reubicación de los medios más cercana a la ciudadanía, de un proyecto de país inclusivo de las mayorías y si no se procesan cambios en las instituciones y en las estructuras de los poderes existentes.