Agrupación Política Envido (Juventud Peronista - Kolina)
No se requiere una gran habilidad para estropear una maquinaria en buen funcionamiento, sin embargo, encontrar la pieza justa que termine de destruirla, eso no es tan fácil. Mauricio heredó una ciudad donde la salud, la educación, la maquinaria estatal en general funcionaba mal, pero funcionaba. El año que viene nos dejará una ciudad fuera de servicio. Esa es la característica saliente de este jefe de gobierno, en ello consiste la escuela Macrista, su capacidad inigualable para destruir.

Así, del mismo modo que esta escuela desarmó el sistema de salud, hoy salta a la luz cómo la misma suerte le toca a la educación.
Esta novedad, claro, no nos llega de la mano de los medios -muchos de ellos cómplices de esta escuela- sino de la movilización de un estudiantado que ante el desconocimiento sistemático de este gobierno, debió recurrir a medidas de fuerza. Medidas que -siempre respetando el sesgo pacifico y democrático- sacan a la luz el abandono a la educación publica y ponen en jaque a un gobierno que ya no tiene donde esconderse de su propia realidad.
Pero la escuela macrista no está hecha de improvisados por lo menos no en ciertas prácticas. Así es como funcionarios PRO intentan descalificar estos reclamos con declaraciones que aseguran: ‘’detrás de esto hay motivos políticos’’ y nos recuerdan tanto a los años 90, donde la política estaba demonizada y vedada para la juventud como medio de protesta y de cambio.
Este discurso viene acompañado de una fuerte persecución que incluye listas negras, servicios y trabajo de inteligencia en los colegios llevándonos a una época más oscura aún de la historia Argentina.
Pese a todo eso, estos estudiantes se hacen cargo del lugar que les toca y nos hablan de democracia. De cómo todas las medidas se deciden desde el consenso, en asambleas donde se participa al total del estudiantado y de cómo pese al miedo, a las amenazas y las conductas persecutorias de este gobierno, eligen día a día mantener su lugar y dar la cara por la recuperación de la educación, o por lo menos de condiciones dignas para estudiar.
Al respecto, Carla, una dirigente estudiantil del Normal 6 que prefiere ocultar su apellido por razones de seguridad pese a saber que forma parte de las tenebrosas listas negras, nos narra su situación: ‘’Nosotros estamos jugados, sabemos que estamos en las listas negras y es por eso que ahora más que nunca no podemos bajar los brazos’’
También cuenta cómo mientras se intenta descalificar sus intenciones y principios, ellos en realidad rescatan valores importantes como la solidaridad ya que el movimiento estudiantil no reclama por la situación particular de cada colegio sino por la totalidad y por la educación en general, y destaca la gravedad de haber tenido que llegar a esta instancia para que los dirigentes se den cuenta que no sólo existen los directivos y profesores, sino que también hay estudiantes que piensan y tienen derechos.
Por su parte Julia, dirigente del Lengüitas contó las reivindicaciones del movimiento estudiantil, entre las que destacó entre otras cuestiones: 1.- El aumento y ejecución del presupuesto, 2.- el juicio a los responsables del deterioro de la educación. 3.- La realización de las reformas edilicias necesarias, señalando la falta de salidas de emergencia, matafuegos y condiciones de seguridad, que en su ausencia, despiertan el fantasma de Cromagnon, tan presente para esta generación de jóvenes. 4.- La calefacción y ventilación, ausente en la mayoría de los establecimientos. 5.- La resolución del problema de las viandas que llegan incompletas y en mal estado destacando el desprecio de la gestión PRO por los estudiantes en situación más vulnerable 6.- Una mejor y mayor distribución de las becas que ya habían sido centro de conflicto con los estudiantes en el 2008.
Julia también destacó la consolidación del movimiento estudiantil desde ese entonces, recordando que en 2.008 fueron quince los colegios tomados y hoy el número asciende a veinticuatro. Este crecimiento lo atribuye a una generación que vivió muchos cambios y que gradualmente se despierta del individualismo que le imponen los medios. Agregando por último que son estos mismos medios los que desvirtúan esta lucha tratándolos de una minoría politizada, cuando en realidad la mayor parte del estudiantado esta plegado y eso se demuestra en cada una de las asambleas donde debaten los pasos a seguir en un entorno absolutamente democrático.
La conclusión es clara, Mauricio Macri y su escuela están comenzando a pagar por la falta de gestión, por el desprecio a tantos sectores, por la reducción y atrofiamiento del Estado, entre tantas otras cosas y por más escuchas telefónicas, listas negras, patotas parapoliciales como la UCEP y policía propia de dudoso origen. Porque por más voluntad mediática que exista de esconder esta realidad, el presente de Mauricio al frente de la ciudad se cae, como los techos de sus colegios.
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