El martes 13 se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Germán Abdala, ocurrida hacer 17 años. Cuando releemos sus discursos y observamos los videos que los compañeros hicieron para recordarlo, lo que más impresiona es la vigencia que tienen hoy sus palabras. Esa vigencia solamente es explicable por la coherencia que otorga el hacerse carne de una identidad política y expresarla sin hipocresía ni renunciamientos.
De Germán, los sectores populares tenemos para rescatar innumerables gestos y acciones. En medio de la crisis de los Estados nacionales y la consolidación de la ola menemista de los años 90, Abdala fue uno de los primeros que planteó que había que terminar con esa mirada liberal que separaba lo político de lo social. Cada uno de nosotros, cuando realizábamos tareas comunitarias, cuando peleábamos contra la desocupación y la miseria, cuando dábamos apoyo escolar, allí estábamos, como el decía, haciendo política.
Otra idea fuerza en Germán, que a veces parecía que fuera una palabra en desuso, era la que señalaba con total convencimiento el anti-imperialismo profundo de los movimientos populares nacionales y latinoamericanos.
Pero además, había una cuestión central en la configuración de su discurso que hoy nos interpela más que nunca, como militantes y compañeros de ruta de Germán en la CTA: y que es la importancia que él le asignaba a la unidad del campo popular, en todo proceso de construcción colectiva y de poder.
Por eso, Germán hoy nos diría -de compañero a compañero- que es totalmente legítimo tener diferencias sobre cómo se construye el Proyecto Nacional, qué tipo de CTA queremos y necesitamos en la actual coyuntura, los trabajadores y el conjunto del pueblo argentino, que no se trata de ocultar las diferencias ni minimizarlas. Pero nos recordaría que existe un límite.
Ese debate necesario no puede poner en riesgo la construcción política global común ni el escenario donde deben procesarse estas cuestiones y mucho menos debe permitir que esas movidas las terminen fogoneando y capitalizando los sectores más conservadores: llámense los multimedios más concentrados del país o el Grupo A que se formó en la Cámara de Diputados. Porque si eso sucede, perdemos todos.
Juan Pablo O' Dezaille
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