Boyanovsky Bazán, se interna en el universo de las organizaciones sociales Kirchneristas -la FTV de Luis D'Elía; el Movimiento Evita, encabezado por Emilio Pérsico; el Frente Transversal, de Edgardo Depetri, y el hoy opositor Movimiento Libres del Sur, conducido por Humberto Tumini-, explora su historia y la de sus líderes y conductores, describe sus funcionamientos, estrategias y alianzas, y analiza cómo, cautivados por ciertos rasgos de la práctica Kirchnerista -el rescate de la militancia de los '70, la declamación por la integración latinoamericana, entre otros-, establecieron acuerdos con el ex presidente, y cómo, a partir de estos acuerdos, accedieron a recursos, manejos de planes sociales, y cargos ejecutivos y legislativos, y adquirieron una entidad hasta entonces inédita en el escenario político nacional.
Las organizaciones asumieron el liderazgo de Kirchner a partir de coincidir con estos aspectos y de comprender la conveniencia estratégica de ser parte del proyecto de gobierno. Se encolumnaron detrás del kirchnerismo, si es que así se puede denominar al espacio donde actúan las distintas fuerzas que han sostenido y colaborado políticamente con el gobierno de Kirchner (y el de su esposa, Cristina Fernández), y en poco tiempo se convertirían en su fuerza militante, su “base social”, según definición propia, sus grupos de choque, en ocasiones; y quienes tejerían una red de beneficios y recursos que contribuiría a sacar a muchos excluidos de una situación extrema de pobreza, mediante programas de vivienda y de trabajo en cooperativas, entre otros. En ese proceso, Kirchner reconoció el apoyo manifiesto y en un hecho hasta entonces inédito abrió las puertas del Estado para que estos dirigentes sociales llegaran a ocupar diversas áreas de gobierno.
El universo de organizaciones sociales Kirchneristas incluye a cerca de una veintena de grupos, de extracción y volumen diversos, con un mayor o menor grado de cercanía con el gobierno, tanto por el contacto que pudieran tener sus dirigentes como por el nivel de adhesión política. Las páginas siguientes se encargarán de retratar y analizar a cuatro agrupaciones centrales en la relación con Néstor Kirchner, a las que él mismo dio esa entidad y les encomendó construir y organizar en torno de sí al resto de los grupos. Todo diálogo con las expresiones “sociales” o de “base” pasaría, a partir de este acuerdo, por los dirigentes que conducían estos cuatro movimientos. (…)
En tanto, las organizaciones pasaron a representar la “fuerza popular” del kirchnerismo y pusieron todo su activismo en función de defender su proyecto. Restituyeron en el escenario político una mística militante que se vio reverdecida por ciertos guiños del presidente, y que retrotrajo —voluntaria o involuntariamente— el ideario de las organizaciones de frentes de masas de los 70, cuando la Juventud Peronista era una de las agrupaciones de la militancia más numerosa y consolidada de la Argentina.
La relación con su líder como la forma de encarar su práctica, son elementos que llevarían invariablemente a la comparación entre ambos momentos históricos.
A pesar de muy variadas diferencias cualitativas y cuantitativas entre las organizaciones políticas de los 70 y estos movimientos sociales-políticos modelo 2000 —y de las diferencias metodológicas y estratégicas entre ellos mismos— hay muchos puntos de continuidad.
Uno, el más evidente, es que una gran cantidad de militantes de los 70 integra o integró en algún momento sus fi las, cerca de los niveles de conducción. Otra es la práctica de la acumulación política y la movilización.
(Fragmento de la introducción de El Aluvión).
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